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22-09-2017
Para el post de hoy, si me lo permitís, os traigo una reflexión bastante personal sobre la situación actual de la vivienda y lo que nos ha traído hasta aquí.
Para el post de hoy, si me lo permitís, os traigo una reflexión bastante personal sobre la situación actual de la vivienda. Como sabéis, el mundo occidental y Japón han sufrido distintas burbujas económicas centradas en la construcción. Gran parte de este problema deriva de la consideración actual de la vivienda como un activo económico susceptible de inversión. Las repercusiones de todo esto han sido ampliamente estudiadas y han derivado en aumento de precios de la vivienda, pérdida de calidad de la misma, gentrificación, etc. En el post de hoy me gustaría hablar de las razones por las que pierde calidad la vivienda cuando está expuesta a estas condiciones y qué consecuencias tiene esto sobre el ciudadano.

Si la vivienda deja de ser ”vivienda” para convertirse en “acción o inversión” cambian también su función principal y sus características. Es decir, si compro un piso para vivir en él buscaré calidad en los materiales que utilice, personalización en su distribución, adaptabilidad a mi situación personal o familiar, etc. En cambio, si una vivienda es una inversión, el objetivo prioritario es obtener beneficio económico, lo que en algunos casos lleva a un segundo o tercer plano su función de vivienda. Todos tenemos relativamente claro que hay un mínimo para vivir. Sin embargo, cuando buscamos obtener un beneficio es fácil perder de vista el objetivo y definir ese mínimo puede ser causa de mucha controversia. En este punto intervienen los organos legislativos para controlar que la función de vivienda se sigue manteniendo con unos “mínimos habitables” con por ejemplo el decreto de habitabilidad o las normativas municipales. El riesgo surge en que así se normalizan "los mínimos de habitabilidad" derivando hacia la estandarización, la falta de creatividad y la homogeneización de la vivienda.

Por otra parte, hay que considerar también que una de las bases del sistema capitalista es precisamente la auto-regulación del mercado. Esto supone que las viviendas de mayor calidad deberían ser las más caras, aunque esto no sea lo que nos han enseñado a valorar. Esto explica porqué, en el momento actual y pese a la reciente crisis económica, en el sector de la construcción volvemos a ver viviendas en pésimas condiciones, con numerosas limitaciones y a precios francamente elevados. Cualquiera diría que no hemos aprendido nada.

Además, está claro que aquél que quiere obtener beneficio económico está valorando la cantidad de dinero que de ella puede obtener, y no la calidad y funcionalidad de la vivienda. Así, se busca simplificar la valoración de la vivienda en términos cuantitativos y no cualitativos: número de habitaciones simples y dobles, altura del piso, número de baños y superficie del salón-comedor. De hecho, esto ha degenerado tanto que ha incluso derivado en una inversión inmobiliaria por partes o casi por “acciones”, como se puede ver en esta app o en los famosos “fondos de inversión extranjeros”.
En este punto, el sentido común nos debería alertar, prevenir y recordar que en la vivienda hay multitud de valores cualitativos: orientación, altura, vistas, alturas interiores, visuales interiores, orden, distribución interior, calidad de materiales, calidad de instalaciones, entorno, sensaciones, percepciones, etc. Cuando visitamos un piso es para valorar estos conceptos que a menudo se utilizan para aumentar los precios en exceso. El problema es que no todo el mundo sabe cómo valorarlos debido al bombardeo comercial focalizado en los aspectos cuantitativos al que estamos sometidos.

En mi opinión, la pregunta clave en todo esto es la siguiente: ¿somos personas estándar con vidas estándar? ¿O Cada uno de nosotros tiene circunstancias y formas de vida distintas?

Por mi experiencia profesional y personal puedo deciros que no hay dos personas ni dos familias iguales. Algunos necesitáis home offices , otros necesitáis viviendas child friendly, otros tenéis alguna minusvalía, otros recibís clientes en vuestra casa, otros compartís vivienda con padres o abuelos y requerís, a la vez, de cierta privacidad e independencia, otros os reunís entorno a la cocina en lugar de en el salón, otros vivís solos, otros compartís vivienda con desconocidos y la privacidad es esencial, otros necesitáis un espacio en casa donde desarrollar vuestras aficiones, etc, etc, etc.

Así, os hago la siguiente pregunta ¿La casa en la que vivís ahora mismo responde a cómo realmente os gustaría vivir, o le pediríais más? ¿Cómo  sería vuestra casa ideal? Y no me digáis un número de habitaciones, ¡decidme cómo os gustaría vivir!

Espero que el post de hoy os haya gustado. Como siempre, podéis abrir debate o comentar en Facebook. Si también queréis que hable de algún tema más concreto no dudéis en decírmelo!!

Hasta la semana que viene!!

*Imágenes sobre el boom de la vivienda en México realizadas por Livia Corona.

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